3/2/11

Proyecto Victoria Frances







Badariel era un ángel, la historia de su raza estaba únicamente marcada por acontecimientos bélicos, generalmente guerras civiles,  por ello los ángeles dedicaban toda su vida eterna  únicamente a buscar algún entretenimiento. Su elección había sido pasar los días descubriendo la belleza del infinito, acompañada únicamente del titilar de las estrellas y del murmullo de los vientos que mecían su nube.
 Un desafortunado día el cielo que tanto miraba se volvió negro, Badariel teóricamente impávido ante cualquier situación, sintió un gran desconsuelo, decidió entonces mirar en otra dirección descubriendo así el motivo por el cual las estrellas se habían apagado, no veía, sus ojos se habían teñido del mismo gris que las nubes que le rodeaban, guiándose entonces por sus otros sentidos decidió buscar ayuda, tanto tiempo había pasado sin reunirse con sus hermanos los otros ángeles que no encontró el camino.
Decidió entonces descender  y cuando sus pies tocaron la tierra descubrió un nuevo tacto desconocido hasta entonces, intentó de nuevo volar pero sus alas no eran capaces de levantar el gran peso que tenía su cuerpo sobre aquel extraño suelo, opto entonces por caminar, la falta de habito en esta tarea hizo que el cansancio tardara poco en hacer mella y agotada cayó al suelo.
Tal fue  su suerte que en aquel preciso momento un pastor paseaba con su ganado por esas mismas tierras, le vio caer, al ver un cuerpo tendido pensó que era un animal y sigilosamente se acercó para observarlo, cuál fue su sorpresa al encontrar un ser humano de proporciones exactas, belleza inigualable y piel pálida. Aquel hombre podía haber optado por abandonarle a su suerte, no era precisamente un hombre rico como para poder compartir su alimento con desconocidos, sin embargo algo inexplicable llevo aquel hombre a realizar una acción desinteresada y cargó con su cuerpo todo el día hasta llegar a su casa, allí le dio cuidados.
Cuando Badariel despertó respiró el aire cargado, poco a poco se incorporó , escucho entonces un sonido ronco y regular guiándose por el oído llego hasta el bulto que lo emitía; con sus manos empezó a investigar, sintió entonces un cuerpo lo que le asusto, e intento chillar. Siglos sin usar la voz para nada le habían privado de esta cualidad, el hombre despertó en ese preciso momento y al ver su cara de pánico empezó hablar. Badariel no conocía esos nuevos sonidos , sin embargo algo en ellos resultaba tranquilizador, a final el hombre notando la falta de visión de aquel extraño ser le tomo las manos y se las acercó a su cara. Badariel conoció así la raza del hombre.
Esta solo  fue la presentación de muchos meses de convivencia poco a poco Badariel aprendió seguir los pasos del pastor, a comer con él; una nueva experiencia que le resulto agradable,  y con el tiempo le empezó  resultar seductora su compañía.
 Badariel olvidó  poco a poco la belleza del infinito conociendo la belleza de la vida, los sabores, los olores y los tactos y recuperó así poco a poco la vista lo que le permitió ver algo completamente diferente una belleza completamente desconocida para ella. Olvido también quien era, olvido su raza y se dejo llevar .
Un día el hombre le quitó la piel a uno de las cabras que tenia, lentamente Badariel contempló maravillada como cosía y cortaba con sus manos aquella tela  y luego la teñía con las plantas que crecían al lado del río donde descansaban. Una vez terminada le entregó la prenda  y le indicó como ponérsela . Una sonrisa lleno la cara de Badariel, su primera sonrisa, esa sensación tan maravillosa que marcaría el resto de su vida, el hombre acompañó este regalo de otra nueva sensación para Badariel, un abrazo, un sedante y narcótico abrazo.
Los días siguieron como hasta entonces Badariel seguía al hombre cada día hasta caer la noche pero con una diferencia Badariel sonreía, era feliz había conocido la hermosura de la compañía dejando atrás tantos años de soledad.
Una noche otro ser pálido descendió del cielo y entro en la casa donde vivía Badariel . Hablándole en su lenguaje, le recordó quien era y que su sitio no estaba en la tierra sino entre las nubes observando el infinito sin interactuar con nadie que no fuera de su especie, Badariel recordó entonces su anterior vida y la comparó con la que llevaba ahora y se negó a regresar.  Su hermano intento llevársela pero el pastor, olvidando el temor que le producía ese extraño y brillante ser, se interpuso protegiendo a su compañero, la  impasible mirada del ángel se fijo en sus humanos ojos y con completa indiferencia le asesto un golpe mortal apartándole de su objetivo. Calló entonces Badariel al suelo probando por primera vez el tacto de una lágrima, el amargo sabor de la perdida.
Una vez en las nubes el ángel dejó a Badariel en su lugar habitual, pero Badariel no pudo mirar de nuevo al infinito, miro a la tierra donde yacía el cuerpo de su compañero y miro a su asesino. Probando el amargo sabor del odio, la ira se desató y con sus propias matos estrangulo aquel despreciable hermano que sin ningún remordimiento se había llevado la vida de su único amigo.
Descendió a la tierra y llevo el cuerpo de su compañero al río, en cuyas orillas tantas veces habían reposado al sol , y eligió tan significativo lugar para dejar marchar el cuerpo de su amigo siendo arrastrado por la corriente.
Los claros ojos de Badariel se pusieron negros, su piel se oscureció,  aparecieron formas Badariel se estaba convirtiendo en una mujer, se arrancó las alas último resquicio de su anterior raza y murió así desangrándose, pero siendo hermana de raza del hombre que le había descubierto el sentido de la vida y dejando atrás  la raza que había terminado con él.

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